«¿Sufrir? No encuentro motivos por el cuál deba tenerme lástima»; pensó.
Justo cuando la mujer ya no podía contenerse y quería discutir con Ángel sobre lo que acababa de decir, Tobías le dio un suave apretón en el hombro para indicarle que se contuviera. Ambos se miraron; ante la mirada del hombre, decidió tranquilizarse y no decir una palabra. De ese modo, le indicaba que se encargara él del asunto. Él se había dado cuenta de que ella se había enfadado por lo que le había dicho y que quería enfrentarlo. La detuvo porque le preocupaba que pudiera estar en desventaja contra él. Después de todo, el presidente Duarte llevaba décadas en el negocio a comparación con ella y estaba claro que no estaría a la altura de las circunstancias, así que pensó que era mejor dejar que él lidiaría con ese tipo de situaciones.
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