Capítulo 904 Accionar sin importar lo que ocurra

«En cuanto a la abuela…». Al pensar en ella, Tobías recordó de repente lo sorprendida y aliviada que estaba Rosa cuando lo vio por primera vez seis años atrás. En ese entonces, acababa de terminar su cirugía de corazón y se preparaba para cumplir su promesa y reunirse con Hojita. Sin embargo, justo antes de poder hacerlo, fue hipnotizado por Marcos. Después del hipnotismo, hubo un cambio drástico en la personalidad del hombre. Su forma de ser cálida y amable fue sustituida por una apática y distante. Después de ese cambio, el hombre recordaba con claridad que, cuando se encontró con Rosa, se molestó. Ese fastidio que sintió fue porque ella se sorprendió por su cambio de personalidad, pero nunca le preguntó al respecto. Lo esperable era que se preocupara por ese cambio tan drástico y que le preguntara qué había ocurrido en su vida; sin embargo, Rosa no lo hizo. Luego de permanecer perpleja por un instante, le tomó la mano con rapidez a Tobías y no paraba de decirle que era bueno que eso sucediera. En ese momento, comenzaron a brotar lágrimas de los ojos de la anciana; él sabía que ese llanto era de alegría. En ese entonces, no comprendió porqué ella reaccionó así, pero ya lo entendía mejor. Tal vez, Rosa sabía la verdad detrás de su antigua personalidad y cómo su madre lo influenció para que se asemejara a Claudio. Por eso, se sintió aliviada ante esa nueva forma de ser y le dijo en reiteradas ocasiones que era bueno para él ese cambio. No obstante, algunos meses atrás, cuando volvió a ser como antes luego de ese accidente de tránsito, Rosa estaba ansiosa, pero no dijo una palabra al respecto. Siempre pensó que la ansiedad que ella tenía se debía a las heridas que sufrió en el accidente, pero, al recordarlo, pensó que tal vez se debía a la posibilidad de que él volviera a ser como antes. Estaba claro que la anciana no quería que Tobías volviera a asemejarse a Claudio.