Aunque ya era medianoche, las luces de la estación de policía seguían encendidas. Sonia y Tobías entraron tomados de la mano. El oficial que había hablado con ella por teléfono se acercó para acompañarlos hasta una sala en cuanto los vio.
—Señorita Reyes, las prendas están sobre la mesa. Por favor, prepárese antes de verlas —dijo al mismo tiempo que señalaba la mesa.
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