Mientras Teo se resignaba a sufrir tal humillación, no pudo evitar rezar con desesperación para que el repartidor de Compañía Paradigma apareciera cuanto antes. Si eso ocurría, Teo y Tobías se librarían de esa situación embarazosa.
Tal vez los dioses decidieron apiadarse de Teo y se propusieron librarlos de aquella situación incómoda ya que, no mucho después, un hombre de traje cruzó las puertas de entrada con un termo en la mano.
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