A Yésica le castañeteaban los dientes mientras se mordía la uña del pulgar. Sus ojos, pegados a la pantalla del teléfono, estaban rojos por la furia. Estaba a punto de estallar de ira al ver que los internautas se dieron cuenta de la situación y hablaban a favor de Sonia y Tobías. «¿Qué le ocurre a esta gente? ¿Descubrieron todo solo porque Tobías publicó un estado? ¿Tanto poder tienen sus palabras?». Yésica apretó los dientes mientras daba un fuerte pisotón. «De ninguna manera. Trabajé muy duro para influenciar a los internautas para tenerlos de mi lado y hasta logré que le desearan la muerte a Sonia. ¡Estuve tan cerca! Sonia estuvo a punto de derrumbarse por las palabras del público e iba a ceder y a entregar las acciones. ¡No puedo creer que me esté sacando ventaja ahora solo por la publicación de Tobías! ¡Tengo que derrotarla una vez más!».
Con esa idea en mente, Yésica tipeó furiosa para hacer un llamado; sin embargo, el tono le indicó que el teléfono de la otra persona estaba apagado. Casi golpeó su teléfono contra el suelo cuando no le atendieron.
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