—¿Es demasiado? —Tobías miró a Sonia con dulzura—. Creo que lo que hizo no fue una exageración, incluso creo que fue muy indulgente. Si fuera yo, habría destrozado el auto de la persona que estacionó de forma intencionada en mi lugar. Además, la habría puesto en la lista negra de la industria para que nadie se atreviera a contratarla.
Sonia se rio entre dientes ante su respuesta; por el contrario, Yésica se quedó atónita y con los ojos abiertos de par en par porque no podía creerlo.
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