La respuesta de Tobías fue rápida: «Muy bien, te espero».
La sonrisa de Sonia se amplió cuando leyó su mensaje y, cuando colocó su teléfono de nuevo en el bolsillo del pecho, regresó enseguida a su oficina para recoger sus cosas antes de bajar las escaleras. En un santiamén, llegó al auto de Tobías; sin embargo, justo cuando quiso tocar la ventanilla, esta se bajó antes de que él mostrara su rostro atractivo mientras le sonreía.
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