La llamada era de Tiago, y llamaba para contarle la confesión de Melisa. Aunque Sonia ya había adivinado que Melisa era cómplice desde la noche anterior, al escuchar la confirmación, sintió que las llamas de furia en su interior se avivaban. «¡Melisa es una cabeza hueca! ¡Va a arruinarnos todo! Si la gente descubre que es cómplice de Tania, ¡va a arrastrar a su propia familia!».
—¿Señorita Reyes? ¿Señorita Reyes? —Tiago se preocupó de que Sonia no respondiera, así que preguntó—: ¿Sigue ahí, señorita Reyes?
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