A juzgar por la indiferencia y la hostilidad con la que Sonia trataba a Tobías de manera habitual, era raro pensar que le ofrecería la cena. Para ser precisos, no era la primera vez que Tobías se lastimaba por salvar a Sonia, pero ella nunca le había agradecido con tanto entusiasmo, ni mucho menos cocinarle la cena. Tan solo la idea lo dejaba desconcertado. Tobías notó el rostro sorprendido de Teo y sabía lo que estaba pensando, luego, esbozó una sonrisa de satisfacción.
—Por supuesto que es propio de ella y no se conformará solo con la cena. Ella misma continuará cuidándome durante el proceso de recuperación —dijo Tobías satisfecho mientras se jactaba.
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