Una mirada tajante se vio reflejada en los ojos de Tobías quien giró de forma abrupta el volante en dirección opuesta. El auto deportivo salió deprisa y giró hacia la rampa. Sin perder tiempo, las furgonetas que lo perseguían siguieron de largo.
Después de media hora de viaje en la carretera, pisó el freno y detuvo el auto. Sorprendentemente, había llegado a una intersección y estaba bastante molesto con la situación, solo pudo sujetar el volante con tanta fuerza que los nudillos se le pusieron pálidos por la falta de circulación. «¡Maldición! ¿Por qué llegué tan pronto a una intersección?».
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