Pero su alegría duró poco. Al ver el vendaje en la cabeza de Sonia, se dio cuenta de por qué Rebeca dijo que no debía enfadarse cuando la viera. «Ese debe ser el motivo».
Ciro apretó los puños y bajó la cabeza para ocultar la mirada asesina que se gestaba en sus ojos. Por fortuna, se aseguró de hacerlo de forma sutil para que el público no lo notara, ya que, de lo contrario, sería noticia al día siguiente. Después de hacer una pose al final de la pasarela, volvió a caminar de regreso.
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