Pensó que ella lo necesitaba, pero nunca esperó que su mensaje solo fuera la transferencia del dinero de la comida. «¿En verdad no quiere deberme nada en absoluto? Es solo un poco de dinero y, sin embargo, quiere dejar las cuentas claras conmigo». Agotado, Tobías se frotó la sien y apartó el teléfono. No aceptó la transferencia de dinero y se limitó a fingir que no había visto la notificación, ya que quería esperar a que, después de veinticuatro horas, la suma se devolviera de forma automática.
—Presidente Furtado, los próximos compromisos… —La voz de Teo se escuchó en el fondo.
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