—Estoy hablando en serio. Tengo dos guardaespaldas que son mercenarios retirados y ambos han asesinado gente. El aura que percibí en Rebeca se sentía igual que esos dos hombres. Y lo que es más importante, sentí unas callosidades en su palma cuando le di la mano. Solo personas que pasan mucho tiempo sosteniendo un arma tienen ese tipo de callos —explicó Ciro con tono severo.
—Dios. Entonces Rebeca no es una mujer común como creí —dijo Sonia.
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