Al ver que Tobías estuvo de acuerdo con las palabras de Sergio, Tania sintió resentimiento porque sabía que él deliberadamente le estaba tendiendo una trampa al forzarla a escalar una montaña que ella no quería; lo importante era que tenía que arriesgarse a eso o la verían como una hipócrita de verdad. Al pensar en ello, lo maldijo en su interior unas cuantas veces, pero solo esbozó una sonrisa y dijo:
—Debe estar bromeando, señor Collado. Todo lo que dije fue que la montaña era muy alta y no dije nada sobre ir a casa.
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