Carlos y los demás también habían regresado de su carrera; los tres sudaban profusamente, pero sus ojos brillaban por la actividad y fue difícil no notar el entusiasmo en sus rostros; era evidente que habían hecho una buena carrera.
—Aquí tiene agua, presidente Lara —dijo Rebeca mientras cogía dos botellas y le lanzaba una a Carlos.
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