Capítulo 25 ¡No hace falta que se preocupe por mí!
«¿Presidente Furtado?». Sonia miró hacia la puerta de la sala privada, justo a tiempo para encontrarse con la mirada indiferente de Tobías. Un segundo después desvió la mirada y soltó la tetera que tenía en la mano.
César, que estaba sentado junto a Sonia, se levantó y preguntó con amabilidad:
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