Capítulo 1234 Tu subordinado
El hombre miró a Sonia, al parecer pidiéndole permiso y, después de que ella le asintió, siguió a las secretarias y asistentes a la gran oficina y luego comenzó a empacar las pertenencias de Daniela. Debido a que lo hicieron más rápido al trabajar juntos, en unos minutos, ya habían reunido todo y pusieron las pertenencias en dos cajas de cartón. El hombre se agachó y las levantó; después de informarle a Sonia, caminó directo al ascensor. Sonia y Raquel se quedaron de pie afuera de la oficina grande, viéndolo irse; Raquel suspiró.
—Sé que Daniela renunció en búsqueda de un futuro mejor. Es algo positivo, pero cuando la vi irse, sentí tristeza.
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