Tobías vio que estaba seria mientras hablaba. Entonces, supo que, si no hacia lo que ella decía, ella haría lo que quisiera, dado que así era la personalidad de Sonia. A pesar de su relación en ese momento, ella seguía sin querer aprovecharse de él.
—¡Por Dios! ¿Qué debo hacer contigo? —Mientras negaba resignado con la cabeza, acercó la silla de su despacho y se sentó—. ¿Así está mejor?
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