Cuando Sonia vio la expresión arrogante de Tobías después de haber conseguido lo que quería, se dio vuelta para mirar a Rosa. Al ver que suspiraba triste, Sonia se sintió mal.
—No lo escuche, abuela. Si bien no puedo ser su nieta, puede tratarme como a una. No tiene por qué afectar mi relación con Tobías. Algunas familias tratan a sus nueras como si fueran hijas propias y no afecta la relación con el hijo. Después de todo, ya me trata como su nieta, pero no afirma que lo soy —dijo, tomándole la mano de forma gentil mientras miraba a Tobías, enojada.
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