Cuando Sonia vio que la recepcionista se alejaba, miró hacia atrás y dirigió su atención a Germán, que estaba sentado en el sofá como si fuera el jefe.
—Señor Lombardo, parece que mi empleada necesita mi ayuda. Tendrá que disculparme. Por mientras siéntese aquí hasta que regrese; no tardaré mucho.
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