A fin de cuentas, no sabían que Mauricio había aceptado un soborno para crear falsos rumores sobre Sonia. Creían que no quería perderse esa noticia de última hora, pero resultaba que lo hizo porque se lo habían ordenado; su motivo era más horrible que publicar sobre escándalos populares. Estaban seguros de que Tobías iba a vengarse de la compañía de una manera mucho más despiadada. Se rumoreaba que alguien influyente se preparaba para comprar Medios Ardilla y realizaría despidos antes de contratar nuevos empleados. Internamente, ya se había confirmado que esa persona había arreglado que alguien se contactara con Medios Ardilla. Quizás era cierto que cambiaría el propietario de la compañía y que despediría a alguien. Lo que más les preocupaba en ese momento era que sus nombres se encontraran en la lista de empleados que iban a ser despedidos.
Aquellas personas que estuvieron involucradas en la creación del rumor, ya fuera quienes lo publicaron, escribieron los artículos o editaron las fotos eran quienes más miedo tenían; detestaban a Mauricio por haberlos arrastrado con él. Incluso si el hombre de Tobías ya se lo había llevado a la estación de policía, no era suficiente para aliviar el odio que le tenían. Sabían que no había nada que pudieran hacer en esa situación, lo único que esperaban era que enviaran a Mauricio a prisión y que no los despidieran.
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