Capítulo 1057 ¿Por qué no han aclarado los rumores?
Daniela, que había dicho que estaba ocupada con el trabajo, en realidad no lo estaba, ya que permanecía de pie fuera de la oficina mientras escuchaba cada movimiento en la sala. Cuando escuchó lo que Carlos acababa de decir, sintió un fuerte dolor en el pecho. De repente, sin poderlo controlar, sus ojos se enrojecieron y pudo sentir su ira surgir desde dentro. «Así que el presidente Lara se alegra mucho cuando no me ve. ¡Ja! Parece que soy una persona que lo irrita mucho». Luego, levantó la cabeza, respiró profundo y se cubrió la mitad del rostro antes de salir de la oficina de Sonia para volver a la oficina de la secretaria principal. Una vez allí, Daniela entró casi corriendo con la cabeza inclinada y los ojos enrojecidos cuando Leila, que acababa de entregar el café, se dio cuenta de su exaltación.
—Señorita Daniela, ¿qué le ocurre? —preguntó preocupada.
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