Luego, Lázaro centró su atención en el Abuelo Ballesteros y se dirigió hacia él. Levantando la mano, le dio una bofetada tras otra en la cara mientras mostraba su actitud pícara.
—¡Cómo te atreves a drogarme, anciano! Debes estar cansado de vivir después de vivir tanto tiempo.
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