Cristina sintió el impulso de reír. Las palabras de Aurora le recordaron cómo había sido ella cuando empezó a jugar: había sido igual que Aurora. Cuanto peor lo hacía, más quería jugar. Cuanto más jugaba, más perdía, y más motivada se sentía para volver a jugar.
Al cabo de un rato, Genaro salió de la ducha en pijama. Se secó el cabello con una toalla mientras se dirigía al sofá. Cuando Cristina le vio acercarse, se puso de pie enseguida y agarró su ropa para dirigirse al baño.
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