Cristina soltó una suave carcajada al terminar su frase.
—Aprendí a coser cuando era una niña, y mucha gente me elogió por tener unas puntadas muy compactas. Todos decían que tenía talento para convertirme en una diseñadora de moda exitosa algún día. Tss —murmuró en tono de autodesprecio—. Había interiorizado todas sus palabras hasta el punto de pensar que algún día me convertiría en una diseñadora de moda de fama mundial. Sin embargo, mi realidad actual está muy demasiado lejos de mis sueños.
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