Mirando la cara en la pantalla del televisor, Cristina por fin dejó escapar un suspiro después de un largo rato. La verdad era que, incluso mirándolo a través de la pantalla, su corazón se agitaba. Con solo una mirada a su rostro, ella recordaba cómo se veía él cuando la besó la noche anterior.
En ese momento, ella no cerró los ojos y los tenía bien abiertos mientras miraba sin cesar los ojos de él, igual de abiertos, a corta distancia. Como su mente estaba muy alterada, no podía descifrar las emociones en sus ojos.
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