Matilda lloraba en su habitación, mientras Guillermo la calmaba con paciencia. Había estado haciendo una rabieta en su habitación toda la tarde y sus lágrimas rodaron cuando apareció Guillermo. Suspirando, le acarició el hombro.
—Sofía ya no forma parte de nuestra familia, así que no puedes tratarla como antes. Además, Leonardo necesita trabajar con ella, así que sé más amable con ella, ¿quieres?
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