Gerardo quería ver la renovación de la repostería de Sofía y despedirse de Leonardo antes de irse. Cuando regreso a la oficina, Leonardo organizó los documentos que le trajo Gerardo para ser firmados. Después de esto, le pidió que se reuniera con otro cliente antes de poder irse a casa.
Para ser honestos, no era responsabilidad de Leonardo reunirse con dicho cliente porque Guillermo había dicho que el cliente debería estar bajo el control de Daniel. Fue Leonardo quien se ofreció como voluntario para ayudar. Sin embargo, no estaba seguro de por qué quería hacerse cargo de más trabajo; a lo mejor no quería llegar temprano a casa. Había acordado verse con el cliente en un salón de té porque el cliente en particular no era quisquilloso.
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