O para ser precisos, nunca pensó que tendría la oportunidad de jugar con Genaro. Genaro no encendía su micrófono y no le gustaba hablar, así que, aunque estaban sentados uno al lado del otro, se mantuvo callado durante todo el partido. Sin embargo, Cristina era un caso diferente. No paró de hablar mientras jugaba.
—No puedes escapar, arquero. Prueba mi martillo. —Genaro no pensaba mucho cuando jugaba, aunque quería reírse cada vez que Cristina hablaba.
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