Tras pensar un poco, Leonardo tomó su teléfono y lo miró. En el registro de llamadas se veía que Isabel acababa de llamar y la llamada había durado menos de un minuto. «Tal vez Sofía contestó».
Puso el teléfono en modo silencioso y lo colocó de nuevo en la mesita de noche, Leonardo se acostó y abrazó a Sofía por detrás. Sofía estaba bien despierta, por eso bostezó somnolienta y reclamó:
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