Sofía solo accedió tras una larga pausa. Leonardo sabía que ella quería unirse a la diversión, pero que en realidad no debía ir. Rodeando los hombros de Sofía con sus brazos, la llevó a la sala de estar y les dijo a los demás que tenía algo que hacer, así que se iba.
Guillermo, Matilda y la Abuela Cibeles sabían lo que iba a hacer, así que no indagaron más y solo le dijeron que volviera lo antes posible. Leonardo acarició la cabeza de Sofía antes de darse la vuelta y marcharse.
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