Pareciendo incómoda, Matilda fingió una tos y apartó a Sofía con un gruñido indiferente. Fue entonces cuando la llamada terminó. Al colgar la llamada, Sofía se rio con alegría mientras bajaba las escaleras.
Al mismo tiempo, Leonardo y la Abuela Cibeles fueron vistos sentados en la mesa del comedor, parecían estar esperando la llegada de Sofía. Sin embargo, Leonardo pudo adivinar lo que tal vez había sucedido al notar la sonrisa de Sofía. Cuando la Abuela se sentó a su lado, le acarició el cabello con la palma de la mano.
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