Mirándolo con tanta cobardía, a Sofía no le importó seguir hablando. Ambos salieron después de permanecer un rato en la habitación.
Sofía fue a la habitación de al lado a buscar a Matilda, que en realidad no estaba dormida. Ahora que estaba de nuevo ahí, no podía acostumbrarse, así que se quedó de pie junto a la ventana mirando hacia fuera.
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