Antes de todo esto, Belinda le contó a Guillermo lo que había hecho. Él ya se esperaba algo así, por lo que no dijo nada y se quedó callado. Belinda notó que se veía triste, pero sabía que seguro él también estaba cansado de ese matrimonio. Los problemas no eran nuevos, y él los había soportado durante mucho tiempo. Matilda se calló. Mirándola, Belinda dijo:
—Guillermo no está. Ve a tu habitación si quieres pasar la noche aquí.
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