Cristina les debía dinero a todas las personas de su lista de contactos. Como ya desconfiaban de ella, no responderían sus llamadas si ella no estuviera dispuesta a devolverles el dinero. Al detenerse frente a un semáforo, el conductor se dio la vuelta para ver cómo estaba Cristina.
—¿Qué pasa? Está frunciendo el ceño. ¿Por qué se ve tan preocupada, jovencita?
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