Gerardo se despidió de ellos después de cenar ya que se hacía tarde. Aunque nadie lo despidió, Sofía sí le dijo que se cuidara al volver cuando se levantara, a lo que él respondió con un zumbido antes de despedirse de Leonardo de manera más formal. Luego los dejó solos en la casa.
Tras dar unos cuantos bocados más a su comida, Leonardo dejó los cubiertos mientras observaba a Sofía. Estaba sentada con las piernas cruzadas en la silla con las mangas remangadas mientras agarraba el marisco con las manos desnudas sin ni siquiera ponerse un guante desechable, y tenía la boca aceitosa de tanto comer.
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