Como la Doctora ya le había entregado un papelito, Sofía se tragó su pregunta superflua. Con el papelito en la mano, se dirigió a la sala de análisis de sangre. Era casi mediodía, así que sólo quedaban unas pocas personas, y le sacaron sangre enseguida. Mirando el recibo, vio que los resultados saldrían por la tarde.
No estaba muy segura de cómo había salido del hospital, y a esas horas tampoco tenía ganas de ir a la tienda. Mientras caminaba, se detenía de forma intermitente antes de dar por terminada la jornada en una parada de autobús. Se sentó en un banco y se quedó mirando los autos que iban y venían.
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