El chico solo sonrió entre dientes. Lázaro subió entonces al auto y se dio la vuelta para mirar por la ventanilla antes de, por fin cerrar los ojos, retrayendo la mirada.
A la mañana siguiente, temprano, llamó a la florería y pidió que le enviarán un ramo de rosas a Jazmín, dándoles su dirección. Después, se fue a su club y buscó a unas cuantas personas para que jugarán póquer con él. De este modo, estaba jugando póquer cuando Jazmín lo llamó, agradeciéndole las flores con voz alegre.
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