Sofía se acordó que su abuelo permaneció enfermo en la cama en sus últimos momentos, dejando al mundo en agonía y preocupación. Cuando exhaló su último aliento, aún murmuraba el nombre de ella. Era un recuerdo doloroso que intentaba no traer de regreso a su mente.
Al mediodía, Leonardo volvió a llamarla después de hacer una pausa el trabajo. Pensando que ella aún no sabía de la muerte de David, se disculpó de no poder llegar a su casa a almorzar debido a que tenía algunos «asuntos de trabajo».
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