A diferencia de su último arresto, Lázaro siempre había acudido a Lorena en busca de ayuda cada vez que había algún problema en su club que lo ponía en apuros. Sin embargo, Sofía consideraba que él mismo se lo había buscado, ya que era él quien iba en busca de problemas. Aunque le daba demasiada vergüenza pedir ayuda a su hermana, llamó unas cuantas veces a Genaro, pero sin éxito, imaginaba que debía tener resaca y no tuvo más remedio que pedirle a Sofía que lo ayudara. Sofía sabía que Lázaro estaba avergonzado de sí mismo, al notar su silencio cuando pagó su fianza. Mientras tanto, Leonardo se reía mientras miraba hacia club.
—¿Está volviendo a destrozar cosas ahí dentro?
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