Lázaro caminó apresurado, preocupado de que el Señor Hernández pudiera perder la disputa. Cuando llegó al patio, vio que solo estaban el Señor y la Señora Hernández, así como una mujer de edad madura. La mujer de edad madura era, de hecho, alguien a quien él conocía bien, e incluso habían reñido en aquel entonces. Era la madre de Santiago. Al ver a la Señora Lozano el surco en su entrecejo se hizo más profundo.
La Señora Lozano también lo vio, y al instante dibujó una brillante sonrisa. Dejando su discusión con el Señor Hernández, se volvió con agilidad y se dirigió a él.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread