Sin duda, Lucrecia no estaba dispuesta a dejar que Sergio se fuera tan fácil, antes se dirigió al Grupo Monreal en su silla de ruedas solo para buscar pelea. Ya no era la Señora Monreal tan educada y correcta que los demás conocían, sino una persona que hacía berrinches cuando quería. Tal vez era capaz de liberarse y hacer lo que quería, ya que mostró sus defectos a todo el mundo.
—Por cierto, no puedo contactar con Simón. No sé si huyó de este lugar —agregó Sergio en la llamada.
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