Cuando Guillermo habló con Leonardo hace un momento, parecía estar enviándole una advertencia con su expresión. Leonardo con rapidez se dio cuenta de que era negligente de su parte.
Hasta que el auto de Guillermo se perdió de vista por el espejo retrovisor, Leonardo retiró la mirada. Ebrio, se apoyó en el asiento y cerró los ojos, durmiendo poco a poco.
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