Sin embargo, el solo hecho de escuchar las palabras de Genaro fue suficiente para que ella se sintiera más segura. Ambos se alejaron de la cancha de baloncesto y se dirigieron a un parque de la zona residencial, donde se sentaron un rato. El parque estaba casi vacío, por lo general se llenaba por la noche. Solo había algunos ancianos que pasaban de vez en cuando. Cristina se apoyó en él mientras lo escuchaba hablar.
—Deberías concentrarte también en tu trabajo en la nueva empresa. Si tus compañeros se acercan a ti, tampoco deberías responderles.
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