Aparte del antipirético, el doctor también le dio algunos medicamentos. No era necesario hospitalizarla, así que podía irse a casa de inmediato. Por eso, Leonardo la llevó de vuelta al hotel, mientras Gerardo traía algunas sábanas frescas y las ponía sobre la cama, antes de que Leonardo la acomodara sobre esta.
Como era de esperarse, Sofía se acurrucó una vez más.
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