El hombre se burló de manera desafiante, para nada disuadido por la amenaza de Genaro de entregarlo a la policía.
Genaro sacó su móvil en ese momento e hizo una llamada. Al principio, el hombre no parecía asustado en lo más mínimo, e incluso tenía las piernas cruzadas como si estuviera muy tranquilo. Solo cuando escuchó a Genaro hablar con la policía, su expresión cambió.
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