Esto sí era algo que hacía Leonardo, todos subieron al auto y Leonardo llevaba a su hijo. El bebé había estado durmiendo todo el tiempo con los ojos cerrados, viéndose bastante tierno, Leonardo no pudo contenerse e inclinó la cabeza para besarlo.
—Te estás portando mejor que tu padre. Cuando naciste, tu padre no se atrevía a tocarte, no te cargó en brazos durante el primer mes, diciendo que eras demasiado frágil y que temía hacerte daño. —Matilda sonrió.
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