Después de que Genaro le explicara su agenda, Cristina lo entendió mejor.
—Entiendo. —Genaro se secó las manos, luego se acercó y se sentó en el sofá también, procediendo a jalar a Cristina en sus brazos. Ella se apoyó en el hombro de Genaro—. Después de ir a la empresa, ¿puedes acompañarme mañana?
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