Como al día siguiente tenía que llevar al Señor Jiménez y a Lorena a visitar a sus padres, Lourdes decidió tomarse un día libre en el trabajo. Al final, se quedó en casa todo el día con Lázaro, pero fue un día insoportable para él. Aunque podía verla y tocarla, no podía tenerla y fue una enorme tortura para él. Varias veces la inmovilizó en el sofá y la besó hasta que ambos se quedaron sin aliento, pero fue inútil. Al final, tuvo que tomar un baño frío para despejarse.
Al mismo tiempo, Lourdes tampoco estaba tan bien. Acostada en el sofá, sentía un cosquilleo en todo el cuerpo y tardó en levantarse. Volteó y se quedó mirando la puerta del baño.
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