«Tal vez Lázaro y papá estén bebiendo a gusto esta vez». De solo pensarlo y ser empática, Lourdes sintió que una ola de dolor en el estómago. Se quedó quieta un rato y fue a bañarse al ver que la fiesta con bebida no daba señales de terminar. Entonces, se acostó en la cama. Bastante agotada por escalar la montaña ese día, se quedó dormida unos instantes después de acostarse.
Después de un tiempo indeterminado, sintió que se abría la puerta de su habitación. Bastante somnolienta, no reaccionó en absoluto ya que pensó que era su madre la que entraba a ver cómo estaba. Sin embargo, un tiempo después, sintió un fuerte olor a alcohol a su lado.
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